Cuando una pareja decide terminar su relación en Argentina, uno de los aspectos más delicados y complejos a abordar es la división de bienes. En este proceso, es crucial entender las normativas legales y los procedimientos implicados para asegurar que ambos cónyuges reciban una distribución justa de los activos acumulados durante el matrimonio.
Régimen Patrimonial del Matrimonio en Argentina
En Argentina, el régimen patrimonial por defecto es el de sociedad conyugal, a menos que se haya establecido un acuerdo diferente. La sociedad conyugal implica que todos los bienes adquiridos durante el matrimonio son compartidos equitativamente, mientras que los bienes adquiridos antes del matrimonio o por herencia se mantienen como propiedad individual.
¿Qué incluye la sociedad conyugal?
La sociedad conyugal abarca:
- Bienes adquiridos durante el matrimonio: propiedades, vehículos, dinero y otros activos.
- Deudas adquiridas en el mismo período: préstamos, tarjetas de crédito y otras obligaciones financieras.
Los bienes personales que no se incluyen son:
- Bienes adquiridos antes del matrimonio.
- Herencias o donaciones recibidas por separado.
Proceso de Divorcio y División de Bienes
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Separación de Bienes y Divorcio: La separación de bienes se formaliza en el proceso de divorcio. En Argentina, el proceso puede ser judicial o notarial. La opción más rápida suele ser la notarial si ambas partes están de acuerdo con la división de bienes.
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Acuerdo de Partición: Idealmente, los cónyuges llegan a un acuerdo sobre cómo dividir los bienes. Este acuerdo debe ser detallado y reflejar una división equitativa. Si no se llega a un acuerdo, el tribunal decidirá la partición.
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Evaluación de Bienes: Un perito puede ser designado para valorar los bienes. Esto asegura que la división sea justa y basada en el valor real de los activos.
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Liquidación de Activos: Los bienes compartidos pueden ser vendidos y el dinero dividido entre ambos cónyuges, o los bienes pueden ser repartidos físicamente si es posible y conveniente.
Preguntas Frecuentes (FAQ)
1. ¿Qué sucede si mi cónyuge y yo no podemos llegar a un acuerdo sobre la división de bienes?
En caso de desacuerdo, el proceso judicial de divorcio permite que un juez tome decisiones sobre la partición. El juez se basará en la ley y la evidencia presentada para asegurar una división justa.
2. ¿Cómo se dividen las deudas adquiridas durante el matrimonio?
Las deudas adquiridas durante el matrimonio también se dividen equitativamente, a menos que se demuestre que una de las partes incurrió en deudas sin el consentimiento del otro. Las deudas deben ser consideradas al momento de dividir los bienes.
3. ¿Los bienes adquiridos antes del matrimonio también se dividen?
No, los bienes adquiridos antes del matrimonio se consideran propiedad personal y no se dividen en el proceso de divorcio, a menos que hayan sido utilizados para la mejora de los bienes comunes.
4. ¿Qué pasa con las herencias recibidas durante el matrimonio?
Las herencias recibidas por separado no se dividen como parte de la sociedad conyugal, pero cualquier incremento en el valor de estos bienes puede ser sujeto a división si se considera que el cónyuge contribuyó a su aumento.
Aspectos Adicionales a Considerar
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Testamentos y Pactos Prenupciales: Los testamentos y pactos prenupciales pueden influir en la división de bienes. Si existen, deben ser revisados y respetados durante el proceso de divorcio.
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Beneficios y Pensiones: Los beneficios de pensión pueden ser considerados parte de los bienes compartidos, dependiendo de las circunstancias y acuerdos específicos.
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Propiedades en el Extranjero: Los bienes ubicados fuera de Argentina pueden complicar el proceso de división, ya que pueden estar sujetos a las leyes del país donde están situados.
Conclusión
La división de bienes en un divorcio en Argentina es un proceso complejo que requiere una comprensión clara de la legislación y un manejo cuidadoso de los activos y deudas compartidos. Asegurar una división equitativa y justa puede ser facilitado por acuerdos previos y la asistencia de profesionales legales. Con un enfoque adecuado, es posible manejar esta etapa con el menor conflicto y estrés posible.